domingo, 16 de noviembre de 2008

La pintura en el período republicano


En los albores del siglo XIX una Venezuela con ánimo independentista se erigía, pero no fue sino hasta la segunda mitad de esta centuria cuando la pintura histórica alcanzó los lienzos de los maestros criollos. Los retratos y otros temas laicos también acompañaron esta tendencia, ya que el Estado así lo propició.

Por otra parte, también surgió en esta época una necesidad de organizar los estudios del arte razón por la cual en 1835 se funda la Escuela de Dibujo y Pintura, precedente importante del Instituto Nacional de Bellas Artes, establecido formalmente en 1877.


En el palmarés de artistas de esa época se encuentran los venezolanos formados en las academias del extranjero, que mostraron poca atención a las tendencias vanguardistas de Europa; los llamados pintores primitivos, que eran retratistas ambulantes que realizaban obras por encargo en las comunidades rurales; los pintores de taller, egresados de estudios en los que el trabajo artístico y artesanal tenían la misma jerarquía ; y los extranjeros que vinieron tras la búsqueda de temas exóticos y clientela y trajeron consigo las normas formales de la disciplina artística.

Entre los pintores más importantes de este período destacan Arturo Michelena, Martin Tovar y Tovar, Cristobal Rojas y Antonio Herrera Toro, que forman parte del grupo de los académicos; mientras que Juan Lovera fue formado en un taller.

  • Arturo Michelena

    Este destacado artista venezolano, que perteneció al Salón de la Sociedad de Artistas Franceses, consiguió desarrollar un estilo propio del cual fue apartado por los encargos y su propia tendencia al formalismo. Dentro de sus pinturas de género histórico Miranda en la Carraca es posiblemente uno de los iconos más importantes de la pintura nacional.

Biografía:http://www.mipunto.com/venezuelavirtual/000/000/004/028.html)
  • Martin Tovar y Tovar

    Se dice que fue el pintor mejor formado de su época. Sus retratos poseen una gran fuerza expresiva y se introdujo en la que sería una de las tendencias más importantes de la pintura venezolana del siglo XX: el paisajismo.Biografía: http://www.mipunto.com/venezuelavirtual/000/000/004/064.html
  • Antonio Herrera Toro

    Este personaje, criticado en su papel de Director de La Academia Nacional de Bellas Artes, fue reconocido por sus obras de género histórico, naturaleza muerta, el desnudo, las escenas interiores y los personajes populares. Sobresalió como ilustrador en la revista El Cojo Ilustrado y además realizó la ornamentación del techo del Teatro Municipal de alencia y del Teatro
    Nacional de Caracas mostrando su inclinación hacia la decoración.Biografía:http://www.venezuelatuya.com/biografias/herreratoro.htm

  • Juan Lovera

    Este artista, quizás entre los más importantes de la primera mitad del siglo XIX, realizó composiciones complejas, que aunque muestran una falta de academicismo, son un crisol de imágenes perdurables para la historia artística venezolana. Durante la formación de la República, un grupo de artistas compartió la manera que caracterizó su obra, no lejos de la severidad de la escuela norteamericana de comienzos del siglo XIX.Biografia: http://www.mipunto.com/venezuelavirtual/000/000/004/024.html

  • Cristobal Rojas

    Su talento se vio apegado obras de temática social y anecdótica. Perteneció al grupo de pintores que mantuvo en Francia los valores del academicismo que se negaba a reconocer tendencias como el impresionismo. Su temática dramática, sus tonos oscuros y la imitación a la escuela holandesa fueron las inclinaciones que impregnaron su obra.Biografía: http://www.mipunto.com/venezuelavirtual/000/000/004/065.html
  • Galeria de arte Nacional

    La Galería de Arte Nacional posee la colección más completa de pintura del siglo XIX de todo el
    país. Allí se podrán apreciar importantes lienzos tales como Miranda en la Carraca, de Arturo Michelena y los maestros de la pintura académica y los artistas viajeros del siglo XIX
















Para los interesados en visitar la Galeria de Arte nacional el numero de tlf es (0212) 5781818 y la direccion es :Plaza de los Museos, Los Caobos, La estación del Sistema Metro más cercana es Bellas Artes, los horarios son los siguientes:

Martes a viernes de 9:00 a.m. a 5:00 p.m. Sábados, domingos y feriados de 10:00 a.m. a 5:00 p.m.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Artes Escénicas en el Período Republicano

Mucho antes de que la tradición hispánica teatral llegara a Venezuela con el proceso de conquista y colonización, ya los indígenas que poblaban lo que actualmente corresponde a nuestro territorio desarrollaron algunas manifestaciones proto-teatrales o teatrales rudimentarias, tales como pantomimas y la representación simbólica de los fenómenos naturales. Para los mukus y jiraharas estas representaciones funcionaban como medios de cohesión espiritual y recurso educativo, para lo cual construyeron estructuras físicas especialmente diseñadas para su celebración: suerte de tinglados donde sólo hombres lograban encarnar una historia, dialogando, narrando, cantando y gesticulando. Un ejemplo de estas celebraciones, lo tenemos en La Fiesta de la Tura, fiesta ritual de los arahuacos, ayamanes y gayones de la región limítrofe de los actuales estados Lara y Falcón, la cual consistía en pantomimas relativas a los períodos de la siembra y la cosecha.

El teatro hispánico poco a poco fue introduciéndose en la venezolana colonial. En tal sentido, del 28 de junio de 1600 es la primera licencia conocida que permite la representación en Caracas de una comedia el día de Santiago Apóstol, actividad que paulatinamente se irá extendiendo hasta finales del siglo XVII y tomará mayor impulso en el siglo XVIII. En relación a los libros importados que llegaron desde la Península, figuraban algunas obras teatrales, generalmente del Barroco, de autores españoles o hispanoamericanos tales como Pedro Calderón de la Barca, Juan Pérez de Montalbán, Agustín Moreto, Juan Ruiz de Alarcón, Agustín Salazar y Torres, y Juana Inés de la Cruz. En cuanto a los lugares donde se celebraban las representaciones artísticas, tenemos que durante todo el siglo XVII y hasta que se construyó el Coliseo de Caracas a fines del siglo XVIII, la actividad teatral estuvo en manos de aficionados entusiastas, que se valían de las festividades religiosas, de la coronación de un monarca, de un matrimonio real, la creación de un virreinato; lo cual buscaba romper con la monotonía característica de la sociedad colonial. Aunque las plazas mayores eran los lugares escogidos al principio para la celebración de los actos teatrales, a mediados del siglo XVIII, se abrieron patios o corrales de comedias. Asimismo, en algunas mansiones particulares de la élite social y cultural se escenificaban piezas representadas por familiares y amigos para un auditorio selecto. A pesar de que las actividades abiertas no eliminaban las diferencias étnicas y sociales entre la población, las mismas funcionaban medios de homogeneización cultural y de transmisión de los valores de la sociedad hispánica y luego criolla, sobretodo si consideramos que para entender y apreciar un obra teatral no era indispensable saber leer.

A fines de 1766, o principios de 1767, se representan en Caracas las 2 primeras piezas que pueden atribuirse a un autor venezolano: el Auto Sacramental de Nuestra Señora del Rosario y la Loa. En ambas obras se podían apreciar la mezcla de elementos clásicos, hispanos, americanos, locales, sagrados y profanos, así como de personajes mitológicos y simbólicos que dialogan entre sí. Aunque se desconoce el nombre del autor de esta pequeña pieza, la misma responde al momento cuando a mediados del siglo XVIII llegaron a Venezuela, principalmente Caracas, La Guaira y Maracaibo, los primeros cuerpos regulares del ejército español, quienes contribuyeron a una mayor promoción de la afición por el teatro. No obstante, las representaciones teatrales fueron motivo frecuente de disputa entre el sector militar o civil y las autoridades eclesiásticas. En un dictamen de Carlos III, recibido en Caracas en 1777, se establecía que residía en la autoridad seglar la decisión sobre la representación o no de determinadas obras dramáticas. En 1784 se inaugura el primer Coliseo de que dispone la ciudad de Caracas, construido por orden del brigadier Manuel González Torres de Navarra, gobernador y capitán general. Este primer Coliseo estuvo ubicado entre las esquinas del Conde y Carmelitas y tenía una capacidad para 1.500 espectadores. En sus instalaciones actuó la primera actriz venezolana de que se tiene conocimiento: Ana María Pinelo, nativa de La Guaira. Posteriormente, a raíz de la Conspiración de Gual y España (1797) las autoridades españolas, comenzaron a seguir de cerca todas las representaciones dramáticas, con el objeto de evitar cualquier brote revolucionario.
El Coliseo de Caracas fue destruido por el terremoto de marzo de 1812, quedando suspendidas totalmente las actividades teatrales durante la Guerra de Independencia. Las representaciones dramáticas fueron en cierta medida sustituidas por actos cívicos y las entradas triunfales en las ciudades, así como por la realización de cuadros vivos con figuras simbólicas. Uno de estos últimos se hizo en Barrancas, a orillas del Orinoco, el 25 de diciembre de 1820, en conmemoración del primer aniversario de la creación de la Gran Colombia. Después de la batalla de Carabobo (24.06.1821) y la consiguiente liberación de la capital, el empresario Ambrosio Cardozo mandó a edificar en 1822 un segundo teatro en terrenos de su propiedad ubicados entre las esquinas del Chorro y Las Sanabrias (hoy llamada Coliseo), el cual se convirtió inmediatamente en el principal centro de diversiones de la capital. Entre las primeras obras que se presentaron en este escenario se encuentra el sainete criollo El café en Venezuela de Isaac Álvarez Deleón. Años más tarde, a partir de 1835 y hasta finales del siglo XIX florecieron más de 40 pequeños teatros ocasionales y permanentes en Caracas, a la vez que se registró la llegada de compañías europeas atraídas por la afición teatral de los caraqueños. Uno de estos grupos actorales fue el del catalán José Robreño, quien en 1837 ofreció al público piezas ajenas como La misantropía y Ángelo, tirano de Padua. Según un anécdota de la época, en una pequeña obra humorística suya titulada Excelentísimo señor, se satirizaba con la figura del entonces vicepresidente encargado de la presidencia de la República, Carlos Soublette. Enterado éste del asunto, mandó a llamar a Robreño y le hizo leer el libreto frente a él. Luego de escuchar todo el texto Soublette se dirigió a Robreño y le señaló: "Efectivamente, veo que usted se burla un poco de mí, pero no está mal; yo esperaba algo peor. Venezuela no se ha perdido, ni se perderá nunca, porque un ciudadano se burle del presidente. Venezuela se perderá cuando el presidente se burle de los ciudadanos..." Después de esto, Robreño prosiguió sus representaciones, pero se abstuvo de volver a escenificar Excelentísimo señor.

El 23 de octubre de 1854 se inaugura en la capital de la República, el teatro Caracas, lo cual constituyó en un gran acontecimiento para la época. Para esta ocasión fue presentada la opera Ernani, de Giuseppi Verdi. En las décadas siguientes lo visitaron numerosas compañías, entre ellas la de la actriz Adela Robreño, llamada "la perla del teatro de las Antillas", en tiempos del mariscal Juan Crisóstomo Falcón, a mediados de 1860. También en el teatro Caracas fue estrenada en 1873 la primera ópera nacional llevada a escena, Virginia. Durante este tiempo la crítica teatral se difundió extensamente en periódicos como el Diario de Avisos y Semanario de las Provincias y El Porvenir, ambos de Caracas. En términos generales, la misma consistía en una amplia gama de conceptos, desde los comentarios más o menos bien documentados hasta aspectos referidos a la crónica social o a detalles del vestuario. Entre 1870 y 1888, período en el que dominó el escenario político Antonio Guzmán Blanco, se llevaron a cabo numerosas representaciones teatrales: comedias, zarzuelas, operas, sainetes. Asimismo, la inauguración en este lapso del teatro Guzmán Blanco (o Municipal), en enero de 1881, con El Trovador, de Verdi, le da un nuevo impulso a la afición a las representaciones dramáticas. Además de Caracas, en la segunda mitad del sigo XIX se construyeron edificaciones en otras ciudades. En Maracaibo, el teatro abre sus puertas en 1883; el de Puerto Cabello se inaugura en 1886 y el de Valencia lo tendrá en 1894. En el teatro Guzmán Blanco (Municipal) de Caracas, invitada especialmente por el presidente Joaquín Crespo, dará varios conciertos en 1885 y 1886 la pianista venezolana Teresa Carreño.

A fines del siglo XIX, pese a las dificultades económicas y políticas experimentadas por Venezuela, se siguieron presentando obras teatrales de autores nacionales o activos en nuestro país tales como Casto Ramón López, Vicente Micolao Sierra, Felipe Esteves, Octavio Hernández, Eduardo Gallegos Celis. Entre todos estos destaca José María Manrique que da a temas como Un problema social (1880) y El divorcio (1885). En 1896, coincidiendo con la celebración del I Congreso Obrero realizado en Venezuela, se presenta en Caracas el drama de intención social Juan José, de Joaquín Dicenta, obra estrenada en Madrid el año anterior, que tenía por protagonista un obrero. En definitiva, el sainete característico del teatro criollo del siglo XIX continuará en el siglo XX, pero influenciado por otras tendencias artísticas.

domingo, 2 de noviembre de 2008

La música en el periodo republicano

En el periodo republicano se vio el gran auge de la musica en venezuela ya que se crearon destacadas sociedades, conservatorios, entre otras cosas, las cuales las mas destacadas se ven a continuación:
  • En 1831 se establece la Sociedad Filarmónica de Atanasio Bello Montero (c.1800-1876) y José María Izaza. Se incluye una Escuela de Música con orquesta de alumnos y una Sociedad de Conciertos.


  • La Academia de Bellas ArtesLa Diputación de Caracas en resolución del 3 de diciembre de 1849 establece la Academia de Bellas Artes, la cual tendrá una Escuela de Música.
    Dicha Escuela se instala el 1 de enero de 1850 y su primer director será el maestro Atanasio Bello Montero, compositor, violinista y director de orquesta.
    La Escuela se abre con 29 alumnos: 12 de violín, seis de piano, cinco de flauta, cinco de canto y uno de trompa (corno) y como profesor de clarinete, el destacado músico Luis Jumel.





  • El Conservatorio de Bellas ArtesPor Decreto del 7 de mayo de 1870 se crea el Conservatorio de Bellas Artes, el cual se encarga también, de la enseñanza de la música. Su director será el compositor, humanista y político don Felipe Larrazábal (1816-1873).
    Siete años después, en 1877, se convierte por Decreto del 3 de abril, en el Instituto de Bellas Artes y su director será el general, músico violonchelista e historiador, don Ramón de la Plaza Manrique (1831-1886). En julio del mismo año, se publica el Pensum de Estudios Musicales, el cual comprende: Melodía, Solfeo, Canto, Música Instrumental, Armonía, Contrapunto y Fuga, Instrumentación, Composición, Historia del Arte, Estética y Filosofía Crítica de la Música.
    A fin del mismo año 1877, el Instituto cuenta con 46 alumnos y su director-presidente es el compositor, violinista, pianista, jurisconsulto y político don Eduardo Calcaño (1831-1904). En este Instituto figuran también: Francisco M. Tejera (1840-1878), pianista, compositor y docente; Carlos Páez, Juan Bautista Abreu, profesor de piano, maestro de capilla, organista y constructor de órganos; Salvador Llamozas, (1854-1940) pianista, docente, crítico y editor; Manuel F. Azpúrua, Pedro Ramos, destacado violinista de Caracas; Juan B. Calcaño, compositor y pianista; Manuel Hernández, compositor y destacado flautista; Antonio Jesús Silva, (1833-¿?) compositor, teórico, pianista y docente; José Angel Montero, el compositor de mayor fama en este tiempo, a quien ya nos hemos referido; Jesús María Suárez, (1845-1922) también pianista, docente y compositor; Rafael M. Saumell, pianista, director de orquesta y docente; y Leopoldo Sucre (1838-1902) pianista, compositor, director de orquesta y de la Banda Marcial Caracas a partir de 1889, como sucesor de Federico Villena.

En este blog queremos destacar a dos orgullos de venezuela, musicos, compositores,directores de orquestas, entre otros aspectos:



  • María Teresa Carreño García de Sena
    Nace en Caracas en 1853 y muere en New York, el 12 de junio de 1917. Se destaca desde niña como prodigiosa pianista. Comienza así, una carrera llena de éxitos que la llevan a superar su preparación y condiciones naturales en las principales ciudades del mundo. Contó con el aprecio musical tanto de Franz Liszt como de G. Rossini. Se relacionó con los grandes de la música de su tiempo y realizó triunfales conciertos en varias capitales de Europa y en Estados Unidos. Como compositora no fue poseedora del mismo talento que poseía para el piano, sin embargo produjo una buena cantidad de obras para piano, para voz y piano, para coro y orquesta y música de cámara. Son famosas entre otras obras, su conocido Himno a Bolívar y su Grande Vals o Vals Gottschalk, dedicado al virtuoso Louis Moreau Gottschalk, cabe destacar que hoy en día el teatro Teresa Carreño es un símbolo de la música en venezuela, y un homenaje a esta virtuosa de la música.




Aqui hay ciertas opciones de videos de conciertos de diferentes grupos musicales, musicos, etc. en el teatro teresa carreño:

  • http://www.youtube.com/watch?v=YASPXAviWEE (Kudai)

  • http://www.youtube.com/watch?v=ANvtZvh-stI (Chayanne)

  • http://www.youtube.com/watch?v=Na44-ayW_X0 (David Bisbal)

  • http://www.youtube.com/watch?v=yHx5-PMOfo4 (Ricardo Arjona)
  • Reynaldo Hanh
    Nace en Caracas en 1874. Fija su residencia en Francia y muere en París, el 28 de enero de 1947. Alumno de composición de Jules Massenet, se destacó como compositor, director de orquesta, cantante, pianista y crítico musical.

    Entre sus obras destacan: Chanson grises, Études latines, Chansons vénitiennes, las comedias musicales Mozart (1925), Brummel (1931, las operetas: Ciboulette (1923), Malvina (1935); las óperas Nausicaa (1919), Merchand de Venise (1935), conciertos, piezas instrumentales y música de cámara, además de muchos escritos periodísticos sobre crítica musical. Llegó a ser Director de la Opera de París.

Entre otros grandes musicos venezolanos de este período destacan los siquientes:

José Ignacio Burgos, fagotista y compositor (1783-182?) poco se sabe de su actividad como compositor.

José María Isaza, destacado compositor de obras para coro y orquesta, música religiosa, épica y obras para voz y piano.

Rafael Isaza, autor de numerosos aguinaldos, obras corales y valses.

Román Isaza, pianista, compositor y director de orquesta.

Ramón Montero Organista, compositor y profesor de música del siglo XIX. También se conservan varias de sus obras.

José Ángel Montero (1832-1881) Hermano del anterior. Es uno de los compositores más destacados del siglo XIX. Autor entre otras muchas obras, de la ópera Virginia estrenada en Caracas el 26 de abril de 1873. Autor de zarzuelas, música sacra, etc.

Francisco de Paula Magdaleno (1852-1910), violinista, clarinetista, compositor y director de orquesta y banda. Dirigió la Banda Marcial Caracas. Es el autor de la conocida y popular marcha rápida Diana Carabobo.

Francisco de Paula Aguirre (1875-1939), compositor del joropo Amalia y del valse Dama Antañona.

Paz Abreu (1848-1880) pianista y violinista caraqueño; profesor de piano en la ciudad de Barquisimeto, donde murió.

Heráclio Fernández (1851-1886), autor del famoso valse joropeado El Diablo Suelto y compositor de otros valses, una Misa y otras obras.

Ramón Delgado Palacios (1867-1902), destacado pianista, compositor, maestro de capilla, organista y docente. Formado en el Conservatorio de París. Autor de numerosas obras y hermosos valses para piano.

En esta época la mayor parte de los músicos lo que componían era música religiosa debido a la gran influencia de la iglesia en la sociedad.